jueves, 10 de marzo de 2016

Theremin, primer sintetizador

(Continuación) Por lo que acaba de ver, y como ya se habrá imaginado, resulta fácil de comprender que Clara Rockmore viera en el theremin, la ventana que se le abría de par en par, ante la puerta que la enfermedad, tan tempranamente, le había cerrado.

Sí. Tengo para mí que algo así debió pensar nuestra jovencita. Este raro instrumento le permitiría seguir vinculando su vida a la música, sin que su dolencia fuera un impedimento.

Ni que decirles tengo que el grado de virtuosismo que alcanzó con el instrumento electrónico fue proverbial. Con él alcanzó fama mundial interpretando piezas de Bach, Schubert o Saint-Saëns, llegando incluso a desarrollar y perfeccionar el mismo invento original de  L. Theremin.

Lo hizo aunque no tenía una formación específica sobre el artilugio.

Pero gracias a sus conocimientos con el violín, consiguió desarrollar su propia técnica interpretativa, que incluía un método para el posicionamiento de los dedos.

Y su entera dedicación le permitió, además, perfeccionarlo al: ampliar su tesitura de tres a cinco octavas, aumentar el control del tono, modificar la antena del volumen para que fuera más rápida, etcétera.

En definitiva, que el theremin fue uno de los primeros instrumentos musicales electrónicos que han existido, y un pionero sin duda de los sintetizadores que conocemos hoy.

Y que la Rockmore, con las innovaciones que incorporó al instrumento, bien puede ser considerada la impulsora de la música electrónica. La misma que ha llegado hasta nuestros días, y tiene toda la pinta de quedarse.

Clara Rockmore, mujer y artista 
Naturalmente, con el tiempo, inventor y artista se conocieron. Lo hicieron en los Estados Unidos donde ambos se habían trasladado. Y de dicho conocimiento, en el terreno profesional, surgió un proyecto.

El inventor Theremin le construyó por encargo a la artista Rockmore un instrumento musical theremin. Fue en 1934.

De esta forma la joven intérprete, tenía entonces sólo veintitrés (23) años, se terminó convirtiendo no sólo en la máxima representación de la interpretación del instrumento, sino también, en una magnífica imagen publicitaria de la nueva técnica electrónica musical.

Un proyecto comercial que cuajó pues a los dos le interesó. Pero no quedó la cosa ahí.

Parece ser que en lo personal Léon, el hombre, quedó prendado de la mujer, Clara. Tanto que en numerosas ocasiones le pidió mantener una relación amorosa. Sin embargo, en este otro asunto del amor, ella no estuvo por la labor.

Sencillamente no estaba enamorada de él y este proyecto no cuajó. Clara se terminó casando con un abogado, Robert Rockmore, de quien tomó su apellido.

Volviendo de nuevo al terreno artístico, aunque su carrera como prodigio del theremin fue todo un éxito desde muy temprana edad -tocó con las filarmónicas de Toronto, Filadelfia y Nueva York entre otras-, hay un detalle realmente curioso.


Clara Rockmore no grabó su primer disco hasta 1977. Lo que visto con la perspectiva de hoy resulta casi increíble.

Recuerden que nació en 1911, es decir que nuestro personaje tenía sesenta y seis (66) años de edad, cuando se puso a ello.

El título del disco fue The Art of Theremin, natural.



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