miércoles, 30 de marzo de 2016

“El caso Mercurio” (1)

A pesar del detectivesco título, el enroque de hoy es de pura naturaleza astronómica aunque no les voy a engañar a estas alturas del blog, tiene su punto de misterio e intriga.

Por el contexto ya se habrán imaginado que lo de Mercurio no es ni por el elemento químico, ni por el nombre del dios romano mensajero de los dioses, sino por el planeta más cercano al Sol.

Y lo de "caso” porque ya saben que la explicación de su trayectoria en el espacio fue en su momento una incógnita a resolver y una de las limitaciones de la Teoría de Gravitación Universal (1687) del gran Isaac Newton (1642-1727).

Aunque existen numerosas referencias en el blog, para los intereses astronómicos de esta entrada y a fin de evitarles las molestias de buscarlas, pongo en unas líneas algunas de las características físicas y químicas de este cuerpo celeste.


Características físicas y químicas de Mercurio
1) Se trata del planeta más cercano al Sol, por lo que su órbita es inferior a la de Venus y Tierra.

2) Es el más pequeño de nuestro sistema solar, careciendo de atmósfera.

3) Sin satélites que lo orbiten, forma parte de los denominados planetas interiores o terrestres, junto a Venus, Tierra, Marte y Ceres un planeta enano en el cinturón de asteroides.

4) Además Mercurio presenta la órbita más excéntrica de todos los planetas.

Lo que dicho así puede quedar bien pero, para que se hagan una idea de lo que representan los datos anteriores, les pongo unos ejemplos.

1) Mercurio se encuentra, más o menos, a un tercio de la distancia que separa la Tierra del Sol, lo que significa que lo podemos ver pasar de forma periódica, delante de la estrella, cada tres meses o algo menos (Ts = 87 d  23,23 h).

Es un fenómeno conocido como tránsito astronómico.

Además lo hace muy rápido, del orden de unas cuatro veces más que nosotros, motivo por el que los romanos le pusieron el nombre del mensajero de los dioses.

2) En lo que respecta a su tamaño, Mercurio es menor que la Tierra pero más grande que nuestro satélite, la Luna.

Dada su proximidad al astro, si pudiéramos posarnos sobre la superficie del planeta veríamos al Sol del orden de dos veces y media más grande.

Aunque eso sí el cielo lo veríamos siempre negro, ya que la ausencia de atmósfera no posibilitaría el fenómeno de la dispersión de la luz.

3) Ser un planeta terrestre o telúrico o rocoso, que de todas estas formas es llamado, significa que está formado principalmente por silicatos, unos compuestos químicos que estudiamos en el colegio.

Son sales del ácido silícico (H4SiO4), constituidas por la repetición del anión tetraédrico SiO44-. (Continuará)



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