miércoles, 30 de diciembre de 2015

Fantasía infantil

(Continuación) Dicen los que saben de esto que las fantasías son una forma de estructurar el psiquismo, y dado que en los primeros años de la infancia no existen recursos psicológicos para aceptar la realidad, el mundo mágico les ayuda a hacerlo y su pensamiento a realizar, al menos, algunos de sus deseos.

Se estima que alrededor de los seis (6) años empezamos a abandonar este pensamiento mágico, diferenciándolo de la realidad. Y es entonces cuando estos personajes, y la supuesta omnipotencia que le acompañan, mejor funcionan.

Durante esta etapa de la vida, los niños comienzan ya a saber aunque de forma inconsciente, o sea que intuyen más bien, que sus padres no son omnipotentes y que estos personajes no existen.

Ya. Pero de ahí a quererlo saber conscientemente, dista un buen trecho y de mal camino, que hay que recorrer. Y el hacerlo supone el primer paso para reconocer las limitaciones propias y ajenas.

Un proceso que duele y una tarea que lleva tiempo.

Es algo que nos ha pasado a todos
Con los años descubrimos que los padres son seres humanos con limitaciones, una realidad algo dura de aceptar que se hace llevadera gracias a que se va produciendo poco a poco.

Así nos da tiempo para que vayamos elaborando recursos y defensas, y en nuestra subjetividad se pueda organizar un "yo" que vaya dominando los impulsos y haciéndonos aceptar las diferencias y los límites humanos.

De ahí que los niños deseen mantener la fantástica idea de que hay seres omnipotentes en el mundo; y como ya saben que los padres no lo son, proyectan esta omnipotencia en estos personajes navideños.

Se trata de un proceso de maduración psíquica que les permite ir diferenciándose de los demás y distinguiendo también entre la fantasía y la realidad. Una realidad que se muestra tozuda y que siempre pone límites.

Es cuando surge ante su inteligencia una inviolable ley, la de lo posible y lo imposible, que se va aceptando y comprendiendo, aunque la decepción acompañará a este proceso. De ahí la importancia del tiempo.

La decepción ante la idea de que no hay un padre (real o ficticio) todopoderoso, será menor cuanto mejor hayan elaborado y aceptado esta idea sobre la omnipotencia.

Todos tenemos limitaciones. Los personajes navideños no existen, pero los padres sí. Los regalos seguirán llegando, pero no de la mano de los primeros sino de los segundos.

Bueno, no a todos
Les decía antes que el hecho de aceptar que los padres no son omnipotentes, y que los mágicos personajes navideños no existen, es algo que todos hemos hecho si bien, el hacerlo de forma consciente, es un proceso que duele y una tarea que lleva tiempo.

Tanto, lo uno y lo otro, que no todos lo recorren o llegan a buen destino.

Tanto les duele que algunos optan por creer en vez de saber y prefieren las falsas ciencias a la ciencia. Y tanto tiempo les lleva que, a no pocos, se le va toda la vida en ello.

Por cierto, perdonen la indiscreción ¿Ustedes de qué son? ¿De Reyes Magos o de Papá Noel?



1 comentario :

Eugenio Beltrán dijo...

Me interesa saber su opinión científica sobre los RRMM y Papá Noel. Megusta la manera en la que aborda los temas "sobre" ciencias, pero no de "ciencias". Los hace atractivo y de fácil lectura.