jueves, 26 de octubre de 2017

Debate de Huxley-Wilberforce (2)

(Continuación) Una discusión en la que al parecer el primero (el hombre de iglesia) le preguntó al segundo (el hombre de ciencia), si creía que el ser humano descendía de los simios y, en su caso en particular, si lo hacía por parte de madre o de padre.
En fin, esas lindezas que son capaces de decir los humanos aunque sean obispos.
Lo (más o menos) cierto del debate
Quizás se les haya pasado el adjetivo unos renglones atrás, pero les escribí de un “supuesto” debate verbal porque en honor a la verdad, hay que decir que no existe una transcripción literal y oficial del debate entre ellos.
Es decir que tan solo tenemos versiones de partes, evidencias por tanto, pero no pruebas documentales, por lo que es inevitable que ciertas dudas sobrevuelen sobre lo que en realidad pudieron decirse Huxley y Wilberforce.
Si usted puede consultar las actas de la reunión, que al igual que todas se publicaron al año siguiente (1861), podrá comprobar que en las 573 páginas del volumen no se encuentra mención alguna a aquel debate, hoy ya mítico. Es más, a la teoría de Darwin sólo se la menciona en un par intervenciones, señal de que no se le concedió en aquel momento la mayor importancia.
Sin embargo ya ven hasta dónde evolucionó. Sabido es que una cosa es la crónica de los acontecimientos y otra su historia, y está visto que cada una tiene su propio criterio.
De la sesión sabatina sabemos a ciencia cierta que fue presidida por el botánico y geólogo inglés John Stevens Henslow (1796-1861), mentor de Darwin en Cambridge, y que empezó con la ponencia de John William Draper de la Universidad de Nueva York, sobre el desarrollo intelectual de Europa en relación a la teoría de Darwin.
De ella se esperaba que fuera el centro y base fundamental del congreso, si embargo no fue así pues para una inmensa mayoría de los participantes, la presentación de Draper fue larga y aburrida.
Tras él intervinieron el obispo Wilberforce y el químico Brodie a quien dicen que Huxley le susurró aquello de: “El Señor lo ha puesto en mis manos”, una frase que aparece por primera vez en esta historia nada menos que treinta (30) años después del encuentro. Demasiado tiempo quizás como para que sea cierta, en mi opinión un retraso algo suspecto.
Con posterioridad compareció Robert FitzRoy, quien veinticinco (25) años antes había mandado el Beagle durante el viaje de Darwin y que no dudó en denunciar su libro, El origen de las especies, de manera exaltada. (Continuará)
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1 comentario :

Ramón Andrés dijo...

Pedagógico y divertido, le vendría bien un guión para poder seguirlo. Enhorabuena por el blog