jueves, 21 de septiembre de 2017

‘Describa un mamífero o un ave’

 (Continuación) Dicen que causó tanta impresión a los profesores franceses, que se mandó al ‘Musée Pédagogique à Paris’ donde se conservó desde entonces, aunque vaya usted a saber. A saber digo porque indagando me he enterado de algo más.
Por ejemplo que dicha institución fue fundada en 1879 por el político francés Jules Ferry (1832-1893), quien durante uno de sus mandatos como Ministro de Instrucción Pública durante la Tercera República, estableció un sistema de enseñanza primaria de carácter gratuito, instrucción obligatoria y naturaleza laica y pública.
Son las conocidas como Leyes de Jules Ferry, quien también elaboró algunas disposiciones sobre la educación de las mujeres.
Volviendo a la institución, nació como organismo político destinado a la mejora de la instrucción popular francesa, pues ofrecía a los profesionales de la enseñanza un nuevo referente de renovación pedagógica.
Ubicado en la calle Ulm, durante años su importancia histórica y museográfica creció al llegar a custodiar numerosos y diversos documentos originales: materiales escolares, libros de clase, fotografías académicas, trabajos de alumnos, estampas, infografías, juegos y juguetes educativos, etcétera.
Unas colecciones didascálicas e históricas que un siglo después (1980) fueron trasladadas al actual ‘Musée National de L'Éducation’, sito en la ciudad de Rouen y del que todos sus fondos, una vez digitalizados, han pasado no hace mucho a formar parte de la ‘Réseau Canopé’.
Una faraónica red compuesta por decenas de miles de referencias bibliográficas y documentos, una de cuyas categorías está dedicada, precisamente, a los trabajos escolares. Y aquí es donde les entrego el testigo de esta entrada, por si tienen a bien profundizar en su estudio.
Y de la que sólo me resta decir lo obvio. Estos tipos de “lindezas escolares” por supuesto que existen en la realidad docente. De hecho se las encuentra a lo largo de su vida cualquier profesor, de cualquier disciplina, y en cualquier escuela y momento.  
Alumnos despiertos y ocurrentes los hay por todos lados, quién lo puede dudar. Un requisito del todo necesario, el de su existencia, pero no suficiente para el hecho de que composiciones como la del búho y la vaca, vean la luz a nivel casi mundial.
Como les decía más arriba, hace falta también que el sistema educativo propicie un ambiente en el aula que les permita expresarse con libertad, sin vergüenza, sin pudor o, lo que es peor aún, sin temor a los errores que cometan o puedan cometer. Al fin y al cabo el conocimiento humano consiste más en destruir errores que en descubrir verdades.
Y bueno, ¿qué opinan? ¿Se trata de un hecho real o es otra leyenda urbana? ¿Estamos ante una constatada y contrastada realidad docente o es otro de esos bulos, ahora propagados por las redes sociales, que apenas gozan de credibilidad?
Por si quieren conocer mi opinión, en casos como éste tengo para mí que poco importa que el sucedido sea apócrifo o no. Los italianos tiene un refrán que viene que ni pintado, reza así: “Se non e vero, e ben trovato” (Si no es verdad, está bien traído). Pues eso.
A veces la forma interesa (tanto o) más que el fondo. Poco importa si son auténticos o inventados con tal que nos revelen una verdad. De ser así como digo, bien pudiera entonces que una leyenda valiera por mil demostraciones. Pero claro qué sabré yo, que consejos traigo y para mí no tengo.
Por cierto, dejo un fleco suelto de los que me gustan. Tiene que ver con la calle Ulm, ¿de qué les suena el nombre? ¿de qué?  




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