martes, 1 de diciembre de 2015

Moore, Sevilla y las 'muchachas' de Cano

(Continuación) No, no funcionan igual. No es lo mismo hidrofugar que impermeabilizar, pero ojo, cada una de estas actividades tiene su aplicación y es buena en lo suyo.

Un impermeabilizante se usa para impedir que el agua se filtre por una superficie y cause deterioros. Y un hidrofugante se emplea para que la superficie, sencillamente, no se moje; de esta manera evitamos que se ensucie y que se degrade por la humedad.

Tercera etapa: la del basamento
Aunque antes me gustaría completarles algo más sobre la acción de hidrofugar un material, esta vez desde un punto más práctico.

Por lo que me han contado unos amables profesionales, del tratamiento hidrofugante hemos de saber que: se suele aplicar normalmente por pulverización; es mucho más efectivo en superficies verticales que en horizontales; es incoloro y transparente; y no crea una película encima del material.

Aunque me advierten también que: en algunos casos puede llegar a variar un poco la tonalidad de la superficie tratada; no evita las filtraciones; como todo en esta vida tiene una acción limitada en el tiempo, entre uno (1) y diez (10) años; por lo que para el mantenimiento de objeto, hay que repetir la hidrofugación de forma periódica.

Bueno, dije que no, pero al final he terminado por darles la vara un poco. Cosas de la edad, de la mía, claro. Pero ya me voy, sin solución de continuidad, al basamento.

La solución para que el agua con óxido del riego no vuelva a caer sobre las esculturas es de tipo preventivo y, sencillamente, se ha optado por suprimir aquellos surtidores de agua que la alcanzaban.

Pero claro el césped que rodea a las esculturales muchachas, necesita de esa agua para su crecimiento, aunque sea un crecimiento oxidado.

¿Qué hacer entonces? Pues bien fácil es. La solución ha consistido en quitarlo y poner en su lugar el basamento del que les hablé. Bueno, en honor a la verdad hay que decir que no es, lo que se dice, un basamento.

Aclarando lo del basamento
Si por basamento se entiende un “elemento arquitectónico consistente en una plataforma que sostiene un edificio, en parte como soporte y, en parte, como elemento arquitectónico visible sobre el que apoya la estructura”.

Entonces, desde ya les digo, que de basamento nada de nada.

Lo que se ha hecho es colocar encima del césped una malla, que actúa como aislante de la humedad por capilaridad, evitando así el crecimiento de la hierba.

Y sobre la malla se ha echado una mezcla de piedra blanca y acolchado marrón oscuro de corteza natural, con la idea de integrarlo en el entorno vegetal en el que se encuentra.

Que no es como ellos dicen un basamento. Pero bien. Valga pulpo y aceptémoslo como animal de compañía.

En la opinión de los técnicos responsables de la cosa, se han escogidos de manera que realzan las formas organicistas del conjunto que, creo que este detalle no se lo había apuntado antes, son herederas del escultor inglés Henry Moore (1898-1986).

Se lo traigo a colación -aunque como saben este tipo de saber se sale, y con mucho, de la parcela que controlo- porque de este artista tuvimos el año pasado una exposición en nuestra ciudad.

Moore es uno de los maestros de la escultura moderna, conocido a nivel internacional por sus esculturas abstractas de bronce y mármol, que son expuestas en espacios exteriores, cívicos y públicos de todo el mundo.

La de Sevilla tuvo lugar hace poco menos de dos (2) años, en febrero de 2014, y fue una aproximación de este arte, fuera del marco habitual de museos y salas de exposiciones.

Bueno pues hasta aquí, el tema de las Muchachas al sol.

Es lo que tiene la ciencia, que cada respuesta dada, lejos de acabar un tema, lo que hace es sugerir una nueva pregunta que pide respuesta. Eso es la ciencia, una especie de autor en busca de personajes.



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