martes, 22 de septiembre de 2015

21 de septiembre de 1909 (y 2)

(Continuación) Lo que no deja de ser un comportamiento de lo más humano, aunque fueran sabios en lo suyo. Pero es que no comprendían casi nada de lo que les estaban contando y eso, estarán conmigo, desestabiliza a cualquiera. A menudo los humanos tememos lo que ignoramos.

Aunque ellos no eran unos mindundis, ni mucho menos. Entre los presentes se encontraban científicos de la talla de Max Planck, Johannes Stark, Max Born, Wilhelm Wien o Max Laute. Todos futuros premios Nobel. Pues nada.

Ninguno de ellos en principio, supo valorar aquel día la trascendencia de lo expuesto por el joven físico. Ninguno fue capaz de captar las ideas innovadoras que tenía ante sus ojos.

Excepción
Bueno ninguno no. Para ser justo conviene hacer una doble aclaración.

En primer lugar, y según consta en el registro del congreso, las nuevas ideas relativista de Einstein, que al principio no causaron sensación apenas, sí provocaron con posterioridad una vivaz discusión, dirigida por Max Planck.

Este sería el primero de los encuentros que mantuvieron a lo largo de sus vidas, ambos físicos.

Y en segundo lugar, ya en la misma sala y mientras transcurría la ponencia, alguien quedó impresionada. Se trata de una vieja conocida de Enroque de Ciencia, la física austríaca Lise Meitner (1878-1968), ya saben, una Hacedora de la Ciencia.

De la fuerte impresión que le produjo el genio, sabemos por su biografía:

   “En su conferencia Einstein partió de su teoría y dedujo de ella la fórmula 'energía es igual a la masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado' (E=mc2).
   Muestra que cada radiación tiene que estar ligada a una masa inerte. Estos dos hechos eran tan deslumbrantemente nuevos y sorpresivos para mí, que hasta hoy tengo un buen recuerdo del discurso”.


Un cariño personal y una admiración profesional correspondida por él. La llamaba cariñosamente “nuestra Marie Curie”.

E = m·c2
Es la fórmula relativista que justifica desde el punto de vista teórico, entre otras cosas, el enorme poder de la energía nuclear. La que producen las centrales nucleares y la misma que se desató en las bombas que se arrojaron sobre las ciudades de Hirosima y Nagasaki, el 6 y el 9 de agosto de 1945.

Hace ahora setenta (70) años. Así es el hombre, capaz de lo mejor y lo peor.

Una fórmula que se ha convertido en todo un icono cultural reconocible por todo el mundo y que está asociado indefectiblemente a Albert Einstein y las bombas nucleares aunque, eso sí, muy pocos podrán ir mucho más allá acerca de lo que representa o significa.

Bueno pues la fórmula de marra apareció, por primera vez de forma pública, un 21 de septiembre de hace ahora ciento seis (106) años. Lo hizo ante los ojos de los científicos más conocidos y reconocidos de esa época y, mire usted por dónde, a ellos no le pareció nada del otro mundo.

Apenas les llamó la atención. Por suerte la realidad se suele mostrar tozuda.

Y no sólo los hechos empíricos no dejan de mostrar la certeza de la teoría relativista, sino que una placa en la fachada de la escuela recuerda esa conferencia, día y mes 21 september, en que se hizo pública la teoría. Algo es algo y más que nada.

Al César lo que es del César y...




No hay comentarios :