lunes, 19 de enero de 2015

Gafismo del martes (A propósito del)


¿Por qué el martes es el día de la semana gafe y no otro? Bueno, para empezar, ya hemos visto por el refranero que no sólo es el martes el día gafado.

Y así, el viernes, también tiene algo de aciago para los supersticiosos (“En viernes y martes ni te cases ni te embarques”), y a poco tardar veremos que hay otros días. Pero vayamos por parte.

De entrada el nombre de este segundo o tercer día de la semana, según como se cuente ésta, se debe a Marte, el dios de la guerra, de quien también deriva el nombre de un mes, marzo.

Y por supuesto que Marte es también el nombre de un planeta, el del planeta rojo.

Sí, de donde "proceden" los temidos marcianos de la novela, publicada en 1898, La Guerra de los Mundos del escritor inglés H. G. Wells (1866-1946).

Y del origen de la superstición del día, por los documentos existentes, se puede afirmar que su mala fama no es reciente. De hecho ya era considerado entre los antiguos egipcios como un día de muy mal agüero, y entre los turcos como uno de los más funestos.

Claro, que era el jueves, el día de mal fario entre los griegos. Así que ya ve que hay dónde escoger.

Pero centrándonos en el martes, la leyenda negra del día parece que pudo nacer en nuestra cultura a mediados del siglo XII. En concreto en la derrota que sufrió el rey Alfonso el Batallador por parte de los moros, en la batalla de Fraga donde murió en 1134.

Un hecho que tuvo lugar, dicen unos, en martes. Aunque otros dicen que la desgracia sucedió en viernes, y no faltan quienes dicen que tuvo lugar en miércoles. Muchos decires como pueden ver.

Pero fuera el día de la semana que fuera, lo cierto es que la magnitud de tal adversidad dejó marcado al pueblo español, que asoció la desventura con los tres días de la semana, en cuyos nombres entra la letra “r”: martes, miércoles y viernes.

De ahí, pienso, este otro refrán que les dejo: “En Viernes, Miércoles y Martes, no te cases, ni te embarques”. Tan sin fundamento como todos los anteriores pero, eso sí, con más posibilidades de acertar ya que incluye a tres días de la semana. O sea.

Entre Feijoo y Quevedo
Resaltar que junto a los crédulos supersticiosos, también hubo quienes se dedicaron a combatir y a mofarse de estas supercherías.

Entre ellos cabe destacar a Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764), ensayista y polígrafo, y del que buena parte de sus escritos están dedicados a acabar con todo tipo de superstición e ignorancia, y a divulgar todas las novedades científicas de la época.

El gran ilustrado habla detenidamente acerca del origen de esta superchería, de la que no estaban entonces, ni estamos ahora, exentos, y que logró hacer desaparecer en buena medida con sus escritos.

A estos mitos y leyendas falsas, él las llamaba “errores comunes”, y para su eliminación del saber popular, una tarea a la que se dedicó con determinación, empleaba los argumentos y conocimientos de intelectuales de la talla de Francis Bacon, Pierre Gassendi, René Descartes, Robert Boyle, John Locke, etcétera.

Como ven, lo mejorcito de cada casa.

Por su parte, el genial escritor Francisco de Quevedo (1580-1645), se reía de esta supersticiosa creencia del martes y dejó escrito: “El martes es día aciago, para los que caminan a pie, y para los que prenden” o “Martes, toma todo lo que te dieren y no repares en cumplimientos”.

O sea, que no. Que naranjas de la China para la ignorancia.

Otros orígenes para el desgraciado martes
Abro paréntesis. Lo de las “ere” de los días desgraciados me ha recordado ese saber popular, éste sí con cierto fundamento científico, que hace unas semanas enrocamos para saber los meses que eran mejores para comer mariscos.

Venía a decirnos que el marisco debe comerse en los meses que contengan “ere” en su nombre, a saber entonces: septiembre, octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo y abril. Cierro paréntesis.

Y continúo con el martes. Como no parece que tenga mucha consistencia la fuente de la batalla, les propongo otra posible causa de la leyenda negativa del martes.

Ésta es de finales de la Edad Media y está asociada a la caída de Constantinopla en 1453, que cuentan que ocurrió un martes. (Continuará)



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