martes, 16 de diciembre de 2014

¿Entonces, lo vale o no vale [la Misión Rosetta]? (y 4)


(Continuación) En fin, poco más que decir que no haya ya dicho y, sobre todo, usted no sepa o intuya.

Addenda
Estoy convencido que la investigación científica en los diferentes campos del saber y la exploración, entre ellas la espacial, deben ser dos de las prioridades irrenunciables de la moderna cultura humana.

Creo firmemente en el trascendente papel que en ella han jugado y juegan, todos los hombres curiosos, aventureros y visionarios que en el mundo han sido, son y serán. Sin ellos, sin su interés por ir un poco más allá cada vez, no seríamos lo que somos.

No les voy a alegar que la ciencia siempre nos devuelve lo que en ella invertimos, de forma exponencial como dicen algunos, no. Creo que no es cierto. De hecho ni siquiera les voy a decir que lo haga de forma lineal. Tampoco creo que sea así.

Pero sí les diré que la ciencia es la única forma de conocimiento que nos sacó del oscurantismo, la credulidad y la sinrazón, en los que vivimos durante siglos.

Y ella, sólo ella nos puede mantener lejos de tan oscura caverna.

Mediante la investigación y la exploración pudimos descubrir otros territorios, buscar el origen de nuestra especie, avistar otros planetas y sistemas planetarios, intentar descifrar de dónde venimos y el misterio de la vida en el universo, etcétera.

En algo más de tres siglos, el pensamiento científico ha hecho por el bienestar del hombre en nuestro planeta, muchísimo más que lo que durante siglos y siglos han realizado otros conocimientos como la pintura, la filosofía, la música, la religión, la literatura, la escultura, etcétera.

Algo más que el “momento Rosetta”
Y no me resisto a aportar un justificante económico para semejante despliegue de recursos, que no olvidemos ha sido de unos mil cuatrocientos millones de euros (1 400 000 €) y que dicho sea de paso, no se puede decir que sea moco de pavo.

Es cierto que acabamos de vivir lo que podríamos llamar “el momento Rosetta”, pero no lo es menos que todo este asunto espacial, empezó hace ya unos cuantos años.

La Misión Rosetta lleva en marcha más de veinte (20) años, hace diez (10) que se lanzó la nave y, poco más de un mes que acometizó la sonda.

Pero durante los diez (10) años anteriores, se tuvieron que desarrollar todas las teorías y tecnologías que la sustentan, con lo que de creación de capital humano tienen estas actividades.

No sólo porque son muchos los científicos e ingenieros que se han visto involucrados, sino porque su nivel de formación teórica se encuentra en la misma frontera del conocimiento y, con él, han llevado al desarrollo tecnológico hasta el mismo límite de lo conocido.

O bien dicho, ellos son el límite mismo.

- ¿Qué valen ese conocimiento y desarrollo conjuntamente? ¿Acaso se puede cuantificar en euros?

- ¿Qué representan desde el punto de vista social, a la hora de resolver unos problemas o retos a los que nadie se había enfrentado nunca?

- ¿No tiene un valor extraordinario para la sociedad, todo ese saber?

- ¿No cree por tanto que merezca el esfuerzo de una inversión que abarque, desde el más bajo nivel de la educación infantil, hasta el más elevado de la enseñanza universitaria y más allá?


Yo tengo para mí que sí.

Mira que si tiene algo de razón, la beocia encerrada en la frase de Hasta el infinito y más allá. No. No me hagan caso. Por supuesto que no. Ya saben que no.

Pero es que no me he podido resistir a traerles el oxímoron científico, a modo de gracieta. Perdonen.



1 comentario :

un exalumno dijo...

Hola Don Carlos.
¿Es verdad que por santa lucia se acorta la noche y se alarga el día? ¿Hay alguna razón científica?