martes, 25 de noviembre de 2014

¿Hay gente célebre que tenga más de dos pezones?


Para dar cumplida respuesta a esta pregunta les confieso que he tenido que buscar en direcciones de Google, poco frecuentadas por mí, pero que me han resultado de lo más interesante.

Y por ellas sé que sí, que haberlas háylas.

Si bien no a todas, les apetece que dicha singularidad sea conocida de forma tan pública. Una postura no sólo respetable, sino comprensible. Mas hay gente pa tó.

Uno de los que no ha tenido inconveniente alguno, no ya en decirlo, sino en mostrarlo en público, y hacerlo en un programa de televisión es el actor Bradley Cooper, protagonista de Resacón en Las Vegas.

Lo que ya de entrada tiene su mérito porque este señor, de alguna forma, vive de su imagen. Pero es que, para más inri, el señor Cooper no tiene tres pezones, ni cuatro, sino cinco. Los dos normales, uno por encima del pezón izquierdo y otros dos en brazo y pierna. Así que ya ven.

Tampoco han sido remisos a la hora de enseñarlos, el cantante, modelo y actor estadounidense Mark Wahlberg, que tiene un tercer pezón bajo el pectoral izquierdo y que en 2005 se planteó extirpárselo.

O la cantante de pop Lily Allen, con un pezón supernumerario bajo el izquierdo.

Pero no piense, por los ejemplos que les he traído, que es cosa de hoy. Remontándonos en el tiempo resulta que, supuestamente, hubo una reina con tres pezones: Ana Bolena.

El tercer pezón de Ana Bolena
Es cierto que de ella se ha dicho eso y más. Al parecer tenía tres pezones, seis dedos en la mano izquierda y un horrible e informe bulto en el cuello. Pero no es menos cierto, que hay descripciones de Ana Bolena para todos los gustos.

De modo que yo tengo para mí que no. No debió de ser así, este casi monstruo que nos describe Nicholas Sanders. No me resulta ni lógico ni creíble.

No lo veo lógico porque, en primer lugar, este sacerdote inglés era católico, o sea que no le debía caer especialmente bien la protestante Bolena. No debemos olvidar que ella fue la responsable última del divorcio entre Enrique VIII y Catalina de Aragón, la hija menor de los Reyes Católicos.

Un asunto de puesta de cuernos reales, relacionado con no haberle dado un descendiente varón al rey. Un delicado tema en aquellos tiempos, en los que el sexo del heredero era cuestión de estado.

Además, Sanders, escribió esta desfavorable descripción muchos años después de la muerte de Ana, sucedida en 1536 por decapitación. Irónicamente ella tampoco dio a la corona ese deseado, por necesario, heredero varón. De modo que de nuevo volvieron los reales cuernos.

Y no me resulta creíble porque, si no hubiese sido atractiva, es poco probable de que llegara a servir en cualquier corte y, no digamos ya, de que hubiese atraído al rey lo suficiente, como para liar la que lio. Que no fue poco.

En realidad, la mayoría de los historiadores coinciden en describirla como mujer de estatura media, ojos y cabellos oscuros, así como con la piel olivácea. Unos rasgos que sin duda debieron atraer la atención real, más acostumbrado a las rubias y pálidas bellezas de la corte inglesa.

O al de su esposa española, Catalina. La más parecida físicamente a su madre. Era de baja estatura, tenía los ojos azules, el pelo largo y rojizo-dorado, una cara redonda y la tez pálida.

No en vano descendía, por la línea materna, de la misma casa real inglesa.

Preguntas en busca de respuestas
Ya me han leído, y en más de una ocasión, cómo es la ciencia. Un cuerpo de conocimientos en el que cada respuesta dada provoca, de forma inevitable, dos o tres preguntas nuevas. Y el caso de los pezones no es una excepción. Como muestra ahí va una manita corta:

a) ¿Es peligroso para nuestra salud la existencia de ese tercer pezón?

b) ¿Cómo es posible tener un pseudopezón en la planta de un pie?

c) Tres pezones y más, ya hemos visto que sí pero, ¿y pechos? ¿Se pueden tener tres pechos?

d) Si se trata de una cuestión de supervivencia, ¿no sería más rentable para la especie humana, que los varones también pudiésemos amamantar a nuestras crías?

Ahora que caigo, no sé si han leído el libro de título: ¿Por qué los hombres tienen pezones? Como ven de lo más apropiado.

En fin. Que esto no tiene remedio. Acabo como hace cinco años.

Dejando en este negro sobre blanco cibernético, preguntas en busca de repuestas. Al modo en el que los pirandelianos personajes buscan autor.


1 comentario :

Anónimo dijo...

por que no escribe más sobre los pezones en genral. estoy interesado por motivos personalesL