miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Es posible mirarse en un espejo y no reconocerse?


Aunque por lo general los humanos usamos el sentido de la vista para reconocernos, ¡claro que es posible! De hecho es uno de los síntomas asociados a los estados de ansiedad.

Es conocido como síndrome de Capgras en honor al psiquiatra francés Jean Marie Joseph Capgras (1873-1950), que reconoció la enfermedad en 1923, con el nombre de l'illusion des sosies (ilusión de los dobles).

En esencia se trata de un trastorno mental que afecta a la capacidad de identificación de una persona, y su causa podría ser una desconexión entre el mecanismo físico del sistema de reconocimiento visual y la memoria afectiva.


Un no reconocimiento que se llama despersonalización provocado por la ansiedad, y que nos crea un estado de irrealidad en el que nuestro subconsciente nos quiere hacer creer que esa imagen de nosotros, pues, que no somos nosotros.

Pero esta pérdida del reconocimiento emocional también se produce con los rostros de los familiares o personas queridas. De hecho Capgras, en su estudio psiquiátrico, habla de una mujer de setenta y cuatro (74) años que afirmaba que su esposo había sido suplantado por un extraño idéntico a él.

Un sosias.

Para ella su marido había sido reemplazado por un impostor idéntico a él, por un doble exacto. Veía un rostro conocido, pero no experimentaba las reacciones afectivas correspondientes a la visión de un ser querido, por lo que interpretaba que era un impostor.

Curiosamente, en su caso, no le pasaba con ella misma, ni con el resto de familiares a los que reconocía con facilidad. A todos excepto a su esposo.

Ansiedad, una enfermedad a la que cuidar porque aunque no mate, sí mina el intelecto.




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