jueves, 13 de marzo de 2014

Prominencia laríngea. Funciones


Para los intereses de estas entradas blogueras destacaremos dos: de protección y fonadora.

Prominencia laríngea: Función protectora
La primera y principal razón anatómica de la existencia de la nuez es su finalidad protectora.

Con su dureza, este cartílago sirve para proteger paredes laterales y frontal de laringe, que es el lugar de la garganta donde se encuentran las cuerdas vocales, a las que también protege.

Es obvio que una presión desde el exterior sobre esta sensible zona, con la violencia adecuada, la podría dañar de forma irreversible. De ahí su importancia.

Una nuez que empieza a mostrarse en los jóvenes durante la pubertad. Esa etapa de la vida en la que, como sabemos, se producen los cambios anatómicos y fisiológicos necesarios para que se desarrolle la función de reproducción.

Unos cambios que en los jóvenes implican también, el crecimiento de músculos y esqueleto. Vamos lo que, popularmente, conocemos como ‘dar el estirón’.

Y con el aumento de todo el cuerpo va incluido, claro, el de la laringe.

Es entonces cuando comienza a sobresalir y a endurecerse la nuez, ya que el cartílago esponjoso que la constituye se vuelve, no solo más más recio sino que, lógicamente, aumenta también de tamaño con la laringe.

Y con ellas las cuerdas vocales.

Todo esto, ya lo hemos comentado, de forma especial en los hombres. Lo que nos lleva a una segunda función de la nuez, la fonadora.

Prominencia laríngea: Función fonadora
Otra de las funciones de nuestra nuez, guarda relación con el volumen y tono que termina adquiriendo la voz humana.

La laringe, además de permitir el paso del aire inspirado y espirado, es nuestro órgano de la fonación.

Está constituido por cinco (5) cartílagos principales, unidos entre sí por medio de ligamentos y membranas, que se movilizan a través de los músculos.

De ellos, unos conforman las cuerdas vocales y, otros, se disponen alrededor del conducto aéreo.

Y su objetivo último es la articulación de palabras, la emisión de sonidos inteligibles que posibiliten la comunicación oral. Un sonido laríngeo que se produce cuando las cuerdas vocales vibran al paso del aire inspirado y espirado.

Y que se consigue modificando la corriente de aire, procedente de pulmones y laringe, en las cavidades supraglóticas, como consecuencia de los cambios de volumen y forma de estas cavidades.

Pero como bien sabemos, con el crecimiento, viene parejo el cambio de voz.

Tanto a chicas como a chicos, la voz se les vuelve más grave. Aunque a ellos mucho más, dado que su laringe crece más que las de ellas. Una cuestión de tamaño que, a pesar de lo que digan, tiene su importancia.

El tamaño importa créanme, si bien, eso sí, según para qué asunto.

Volviendo a la laringe, no es hasta que ésta termina de crecer, cuando pueden controlar el tono de su voz. Mientras, muchos adolescentes suelen ‘soltar gallos’ cuando hablan.

¿Es la nuez un carácter sexual característico de los varones?
De los varones ya adultos sí, aunque en realidad, se trata de un carácter sexual secundario masculino, producto de la actividad de una hormona ya conocida de esta sección, la testosterona.

Lo que no impide que haya mujeres que tengan también unas prominentes nueces de Adán. Un tamaño que, por diversos motivos y razones, y gracias a la cirugía puede ser reducido.

La técnica recibe el nombre de condrolaringoplastia, y a ella se suelen someter personas transexuales, por evidentes motivos de identidad de género.

Mediante este procedimiento quirúrgico se puede reducir el tamaño del cartílago o, incluso, eliminarse de forma parcial, a fin de dar una mayor sensación y apariencia de mujer a estas personas, en su proceso de reasignación sexual.

Una cirugía que no está exenta de ciertos lances peligrosos en quirófano y no pocas complicaciones posoperatorias y funcionales.

Unos riesgos que ha de asumir cada una, para ser Eva sin Adán.




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