miércoles, 14 de agosto de 2013

A. EINSTEIN: UNA BIOGRAFÍA. Ancianidad (II)


El día siguiente, pocas horas después de tomar la decisión, ironías del destino, se produjo el ataque japonés a Pearl Habor.

CP-1
Pila de Chicago-1. Era el nombre de la pila nuclear que puso en marcha E. Fermi, a las 3:00 del 2 de diciembre de 1942 con un grupo de científicos, entre los que no estaba Einstein.

Se trataba de un proyecto investigador que tenía como principal dificultad, la separación de los isótopos de uranio, pues no todos eran útiles para la bomba nuclear. El genio nunca formó parte de él.

Y es que, a nivel gubernamental, se desconfiaba del ciudadano Einstein. No parecía apropiado, y era muy cuestionable, que se le dieran a conocer secretos, que afectasen a la defensa nacional. Una idea nada descabellada pues, a nivel popular, la situación no era diferente.

No faltaban los disconformes, por su recién estrenada ciudadanía. Algunos se referían a él como “el judío comunista refugiado”. De hecho Einstein pasó los años de la guerra en Princeton, desligado casi por completo del desarrollo armamentístico.

La pila se construyó en las canchas de squash que había debajo de las gradas del estadio de Stagg Field, Chicago. El primer reactor nuclear autosostenido. Deporte y Física Nuclear compartiendo espacio.

Asesor de la Marina estadounidense
Mientras, Einstein estaba al margen, prácticamente, de todo. En 1943 firmó un contrato con la Marina como consejero en la división de Munición y Explosivos. Un trabajo a tiempo parcial, por el que cobraba veinticinco (25) dólares diarios.

Lo realizaba en Princeton, donde recibía por correo militar, el material mandado desde Washington. Este trabajo nunca tuvo nada que ver con la bomba nuclear.

Quien sí formó parte activa del Proyecto Manhatan fue su rival cuántico y amigo personal N. Bohr. Él estuvo junto con otros a las órdenes de J. R. Oppenheimer, “Oppie”, como lo llamaba todo el mundo, en la construcción de la bomba.

Bohr mostró en América y en Europa, su preocupación por las terribles consecuencias destructivas.

¿Eso he dicho yo?
A fin de recaudar fondos para la guerra mediante una subasta, Einstein accedió en 1943 a realizar una copia manuscrita de su trabajo sobre la Relatividad Especial, el de 1905. El original reconoció que lo había extraviado.

Fue comprado por un particular, el 3 de febrero de 1944, en seis millones de dólares (una cantidad extraordinaria). En la actualidad se encuentra en la Biblioteca del Congreso de los EE.UU.

Lo escribió al dictado de su secretaria Helen y, al parecer, en un momento determinado levantó la vista sorprendido y exclamó: “¿Eso he dicho yo?”. Cuando le confirmó que así era, respondió: “Podría haberlo hecho con muchas menos complicaciones”.

Por desgracia, no se sabe a qué parte del artículo se estaba refiriendo.

El Flaco y el Gordo
El 6 de agosto de 1945, las 8:15 de la mañana, se arrojaba la primera bomba nuclear sobre una ciudad, desde la panza de un B-29. El nombre de la bomba “El Flaco, Little Boy”. El de la ciudad Hiroshima.

Estalló a cuatrocientos cincuenta metros de altura. Una bola de fuego, equivalente a casi quince mil toneladas de TNT, que mató a unas cien mil personas.

Einstein estaba descansando tras la comida, cuando Helen escuchó la noticia en la radio. Se lo comunicó cuando éste bajó a tomar el té. Su única respuesta fue: “Oh, Ewh” (el equivalente alemán a “Oy vey”, una expresión de dolor en yiddish).

Tres días después, el 9 de agosto, la segunda. Su nombre “El Gordo”. El de la ciudad Nagasaki (Japón). Ésta mató “sólo” a setenta y cuatro mil personas.

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