sábado, 8 de junio de 2013

Biruté Galdikas (y II)

(Continuación) Pero no por eso deberían sorprendernos las semejanzas entre un bebé de estos simios y uno humano. Para nuestra primatóloga, los orangutanes son los únicos de nuestra familia que no han abandonado el paraíso. Todavía.

Rodeados de peligros
En la actualidad Galdikas calcula que puede haber una población de unos 40 000 orangutanes localizados, exclusivamente, en Borneo y norte de Sumatra.

Son los únicos simios que existen en Asia, y su número está continuamente amenazado por la deforestación incontrolada que sufre Indonesia. Una desgraciada actividad humana que obedece a diversas causas.

Una. No en vano este país es el mayor suministrador de madera del mundo, bien sea para fabricar muebles u obtener pulpa para producir papel.

Dos. También se realizan talas ilegales, para obtener terrenos destinados a cultivar palma de aceite.

Tres. Otra actividad perniciosa es la búsqueda de oro Au(s), que destroza los bosques donde se realizan.

Cuatro. A todo esto hay que sumar los desastres naturales frecuentes en la zona.

Cinco. Además está la caza furtiva, al ser muy apreciada su carne por los dayaks.

A la vista está que son muchas causas y demasiados los enemigos de estos simios. Unos enemigos que terminaron siéndolo también de ella. Peligro por peligro.

Rodeada de peligros
Biruté ha corrido riesgos por proteger a sus monos. Incluso llegó a ser secuestrada. Un feo y peligroso asunto. No hay duda de que la sombra de los asesinos de la zoóloga estadounidense Dian Fossey (1932-1985) se muestra alargada.

Pero es que el segundo esposo de Biruté es dayak, una etnia de indígenas del sur y oeste de la Isla de Borneo. Y sí, se trata de la conocida tribu de cortadores de cabezas famosa por su destreza con los machetes.

En tiempos no muy lejanos, decapitaban a sus enemigos con un limpio corte a la altura de los hombros. La idea era que el alma de éstos aumentarían su fortaleza y poder.

Creencias ancestrales. Porque en la actualidad ya no practican estos métodos. Salvo excepciones, preocupantemente recientes.

En el año 2001, en algún lugar recóndito de la isla fueron decapitados cinco mil indígenas, en unos enfrentamientos tribales que duraron meses. Da escalofríos sólo pensarlo.

Pues bien, con uno de estos nativos duerme Biruté, y con más de ciento veinte (120) trabaja a diario en su centro.

Además, su familia política, toda kayak, encuentra deliciosos a los orangutanes. Dicen que el excelente sabor de su carne se debe a que comen abundante fruta. Vamos que les gustan mucho.

En cambio dicen que no pueden ni ver a los macacos. Que no les gustan. Para ellos es tabú comerlos.

Y en medio de todo Biruté Galdikas. Una Hacedora de la Ciencia. Ya ven. Hay sentimientos que nos comprimen.




1 comentario :

Adela Rossell dijo...

Ya era hora que volviera a escribir sobre mujeres científicas