martes, 17 de abril de 2012

David Bowie y El truco final

Por el título, lo más probable es que lo haya adivinado. Un verbo por cierto, este de adivinar, que si lo piensa, no puede ser más apropiado al caso. Sí. Empiezo por el vínculo cinematográfico.

Se trata de la traducción al español, El truco final, de una película (The Prestige, 2006) en la que se unen ficción y realidad. Magia y Electromagnetismo. Arte y Ciencia. Un artista y un científico.

O lo que es lo mismo, David Bowie y Nikola Tesla, inventor e ingeniero austrohúngaro (1856-1943).

Tesla, un personaje real que parece de ficción. Una vida con toda la pinta de ser una novela. Una biografía que si fuera imaginada nadie la creería. Sencillamente porque haría agua por todos lados. Demasiada literatura en ella.


Y sin embargo es real. Bien real.

Bueno, pues en este film, el camaleónico cantante se nos torna actor y da cuerpo al genial científico-inventor.

No entraremos por ahora ni en la película, ni en el hombre, ni en su labor como científico e inventor. Pero sí les recordaré que no es la primera vez que ha venido a este negro sobre blanco bloguero.

Así, a vuela pluma, recuerdo que ha sido logotipo en más de una camiseta científica y que, en su honor, un coche eléctrico lleva su nombre. Como lo lee. Qué cosas.


2 comentarios :

Anónimo dijo...

No la he visto

Unknown dijo...

j¡Wow, excelente post! “El Truco Final” nos oferta una serie de actividades de extrema competición profesional con ánimo de venganza familiar y tono de misterio, por cierto me recuerda a ““El Hipnotizador”, la nueva serie de HBO, tiene temática similar. En fin, la película tiene una historia entretenida en primera instancia, con diálogos rimbombantes y conjeturas rebuscadas nuestro director ejecuta una obra en fragmentos estilo puzzle pero sin llegar a los extremos, con una cuidadosa fotografía, escenarios planeados con la delicadeza de un gran artífice, maquillaje certero y fidedigno, es obvio que toda la producción se esfuerza por sacar la obra a flote sin el desventajoso desinterés del arrebato, sino con la intención de delicadeza, suspense y tensión, para los amantes de la taquicardia cuya percepción inspecciona hasta al más mínimo detalle, el cual será crucial en la película. Las virtudes de la cinta son evidentes, el guión es una obra escapista/ilusionista con el simple propósito de engañar al espectador y hacerlo sentir diversas emociones; la dirección de actores es exquisita.