domingo, 17 de abril de 2011

La Sábana Santa (III)

(Continuación) Para los sabanistas está claro. Se trata de un aspecto más del milagro de la Resurrección. Sin embargo, para los científicos, no es necesario tal milagro.
Es más. No es cierto que se trate de un negativo fotográfico especial y milagroso. Sencillamente, porque lo puede hacer usted mismo en su casa. Más adelante les cuento cómo.
Porque antes les quiero hacer ver un par de detalles en el que no parecen haber caído los sabaneros.
El primero es que las supuestas manchas de sangre de la sábana son rojas y eso como cualquiera sabe, aunque no sea fotógrafo, es algo imposible en un negativo. Saldrá negro.
El otro tiene que ver con el pelo y la barba del cadáver. Verán, sucede que es negra. Lo que quiere decir, ya que se trata de un negativo fotográfico, que el individuo supuestamente envuelto en el lienzo debería de tenerlos blancos.
Ergo Jesucristo, en realidad, era un anciano de pelo y barba blancas ¡Vaya por Dios!

2. Un cuerpo del torturado
El segundo de los hechos, hipotéticamente milagroso, es el relacionado con el cuerpo del torturado. 

Frente a la ficción devota que nos muestra a un hombre perfecto de majestuoso rostro -como no podía ser de otra manera, tratándose del hijo de Dios-, la realidad científica nos muestra a un ser deforme.
Nada más hay que observar la figura y la serie de detalles de su cuerpo que violan las leyes anatómicas.

Se trata de un hombre que supera los 1,80 metros de altura y los 80 kilos de peso, y que está en una postura imposible. Ahí van un par de detalles.
Uno. Mientras que en la imagen frontal aparece en postura relajada, con ambas piernas totalmente estiradas, en la vista dorsal está impresa la planta del pie derecho. Lo que exigiría que tuviera doblada una rodilla.
Un imposible físico. Anverso y reverso no casan. Luego ambas imágenes no se han podido obtener en un único fenómeno natural o sobrenatural. Se tiene que tratar de un montaje.
Otro. La larga melena no le cae hacia la nuca, como ocurre en cualquier tumbado, sino que se mantiene suspendida en el aire como por arte de magia.
O como si lo que sea, se hubiera hecho con el cuerpo de pie. No. Eso es también imposible.
Pero aún hay más. Cuando alguien se tumba de espaldas, las nalgas quedan aplastadas contra la superficie. Un detalle que no se observa en la imagen del lienzo.
Lo mismo ocurre con la zona de la tela donde debería estar impresa la parte superior del cráneo, no hay nada.
Además en el rostro no hay ninguna simetría y por si esto fuera poco, la distancia que separa la frente de la parte posterior de la cabeza ronda los 12 centímetros.
Por si no cae es una medida muy, muy pequeña. Propia de un hombre microcéfalo. ¡Dios mío!
Ante este hecho irrefutable de la Medicina, algunos defensores del sudario han indicado que Jesús quizás padeciera una enfermedad hereditaria llamada Síndrome de Marfan.
Pero bueno, ¿en qué quedamos?
¿La figura de la síndone es la de un hombre perfecto o la de un enfermo? ¡Dios mio!, que no haremos y diremos en tu nombre.

3. Los clavos de las manos de Cristo…
Para desgracia de los “sindoneros”, en todo lo relacionado con los clavos y la sangre de Cristo, la irracionalidad de sus afirmaciones vuelve a chocar, primero, con la propia tradición cristiana y después con la lógica científica.
En relación a la parte del cuerpo donde, en la imagen del lienzo, parecen estar las huellas de los clavos, más o menos, las muñecas, se ha pretendido hacer de ellas una prueba de la autenticidad del mismo. En realidad no demuestran nada y se lo explico.
Un tal Barnet, convencido de que la posición de los clavos en la representación tradicional del crucificado, es decir, en las palmas de las manos, es errónea, planteó que el hecho de que en la síndone estuviera en las muñecas, era una prueba irrefutable de su autenticidad.
En primer lugar porque los romanos no clavaban a sus crucificados por las palmas, sino por sus muñecas. 

Y en segundo lugar porque hizo un experimento para reforzar su hipótesis. Un macabro experimento, esa es la verdad.
Colgó de un clavo por la palma de la mano, un brazo humano al que amarró una masa aproximada a la mitad de un cuerpo de las dimensiones del hombre del sudario.

Observó que la carne se desgarraba y el brazo caía.
Luego la autenticidad del lienzo quedaba demostrada, merced a las huellas de los clavos por doble vía. Histórica y científica. Aunque bastante forzada la argumentación, parece correcta. Sin embargo.
Sin embargo, no todo es como parece. 

En primer lugar no es cierto que los romanos no crucificaran clavando por las palmas. La realidad es que eso no se sabe. (Continuará)

7 comentarios :

Anónimo dijo...

No sé exactamente qué pensar sobre estas entradas de la sábana santa. Por un lado me parecen muy científicas. Por otro me rompen mi religiosidad.
A alguien le pasa lo mismo que a mi

Juan José dijo...

1-Negativo Fotográfico

El artículo menciona lo siguiente: "El primero es que las supuestas manchas de sangre de la sábana son rojas y eso como cualquiera sabe, aunque no sea fotógrafo, es algo imposible en un negativo. Saldrá negro."

Los que sostienen la originalidad de la sábana argumentan que precisamente ese efecto, lo hace más milagroso. Es decir, dicen que la mancha de sangre se produce antes de la resurrección y la sangre mancha la sábana de ambos lados de la sábano. Entonces, alegan que durante la acción de la resurrección el cuerpo emite una energía inexplicable que hace que el cuerpo (solo el cuerpo, no la sangre), se marque en la sábana. Y lo que más sorprende, de acuerdo a los estudios que citan, es que la imagen no se impregna en ambos lados de la sábana, como la sangre. Es decir, dicen que lo que hizo impregnar la imagen en la sábana fue lo suficientemente fuerte para dejar la imagen, pero no tan fuerte que la imagen traspasara el otro lado de la sábana, como pasó con la sangre.

Como podemos refuter esto?

Juan José dijo...

1-Negatividad Fotográfica

El artículo dice lo siguiente: "El otro tiene que ver con el pelo y la barba del cadáver. Verán, sucede que es negra. Lo que quiere decir, ya que se trata de un negativo fotográfico, que el individuo supuestamente envuelto en el lienzo debería de tenerlos blancos. Ergo Jesucristo, en realidad, era un anciano de pelo y barba blancas ¡Vaya por Dios!"

Los que están a favor de la originalidad de la sábana santa dicen que si seguimos este argumento, el hombre de la sábana debe ser de raza negra, ya que, así como el pelo y la barba son negros, la cara es blanca (y por tanto, negra ya que se trata de un negativo fotográfico).

Estas personas dicen que, en realidad, la sábana se comporta a modo de negativo fotográfico, no exactamente como un negativo de una fotografía, ya que no es exactamente una fotografía. Explican que el efecto de la negatividad no tiene que ver con la luminosidad, como ocurre con una fotografía. Es decir, dicen que la imagen no es un retrato del color. Dicen que el efecto de la negatividad corresponde a la distancia. Es decir, la parte que aparece más oscura es porque está más cerca de la piel y que por eso, así como en el negativo aparece el pelo y la barba blancos, se ve la cara negra. Dicen que esta confusion ocurre por no saber distinguir entre marcas de contactos y marcas de la impronta en la sábana.


Me parece bastante razonable este argumento.

Como se refutaría esto?

Juan José dijo...

El artículo dice: "Uno. Mientras que en la imagen frontal aparece en postura relajada, con ambas piernas totalmente estiradas, en la vista dorsal está impresa la planta del pie derecho. Lo que exigiría que tuviera doblada una rodilla. Un imposible físico. Anverso y reverso no casan. Luego ambas imágenes no se han podido obtener en un único fenómeno natural o sobrenatural. Se tiene que tratar de un montaje."

El argumento contrario que he leído dice que las piernas NO aparecen relajadas en la imagen frontal. Que Si nos fijamos bien apreciamos que aparece una rodilla más alta que otra. Es lógico que así sea para poder dejar la huella de la planta del pie.

Yo no he visto la sábana de cerca, ni en persona, ni con aparatos de aumento. A quién le creo?

Juan José dijo...

2. Un Cuerpo de Torturado

El artículo dice que: "Otro. La larga melena no le cae hacia la nuca, como ocurre en cualquier tumbado, sino que se mantiene suspendida en el aire como por arte de magia. O como si lo que sea, se hubiera hecho con el cuerpo de pie. No. Eso es también imposible."

El argumento a favor de la sábana dice que la melena no cae hacia la nuca porque la sangre coagulada produce un efecto de fijación del pelo. Es más: PRECISAMENTE eso es una prueba de que sangró estando en posición vertical y en tal abundancia que empapó la cabellera.

Juan José dijo...

2. Un Cuerpo del Torturado

El artículo dice: "Pero aún hay más. Cuando alguien se tumba de espaldas, las nalgas quedan aplastadas contra la superficie. Un detalle que no se observa en la imagen del lienzo."

Respuesta: "No si el cadáver se encontraba, como así confirma el Dr. José Delfín Villalaín, agarrotado debido al rigor mortis."


Juan José dijo...

El artículo dice: "Además en el rostro no hay ninguna simetría y por si esto fuera poco, la distancia que separa la frente de la parte posterior de la cabeza ronda los 12 centímetros. Por si no cae es una medida muy, muy pequeña. Propia de un hombre microcéfalo. ¡Dios mío! Ante este hecho irrefutable de la Medicina, algunos defensores del sudario han indicado que Jesús quizás padeciera una enfermedad hereditaria llamada Síndrome de Marfan."

Respuesta: "La distancia correcta son 18 cms. Lo que ocurre es que hay un hueco donde no hay imagen, pero para hacer esa medición hay que preguntarse dónde se coloca el punto más alto de la cabeza por detrás. Por lo general, el largo máximo de la cabeza se revela calculando la distancia entre la glabela (el frontal) y el opistocráneo (el occipital). Según Judica, es la única medida posible en las imágenes de la Síndone. Las imperfecciones de la Imagen Sindónica (que no del cuerpo) se deben a la disposición de la tela, con arrugas y pliegues, alrededor del cadáver. De hecho, esos mismos pliegues explican ciertas discontinuidades de la imagen. Ningún pintor medieval, por cierto, realizaría su obra con el lienzo sin estirar completamente."