jueves, 19 de agosto de 2010

¿Quién mató a John Wayne? (I)

Por lo que sabemos, el famoso actor estadounidense, falleció en la madrugada del 11 de Junio de 1979, a causa de un cáncer de pulmón que le había sido detectado en 1963

Como reflejo de su vida, en su tumba del ‘Pacific View Memorial Park de Newport’, reza el siguiente epitafio en castellano: “Feo, fuerte y formal”.

Y aunque por desgracia, dado lo frecuente de la enfermedad, esta muerte entre dentro de lo normal, en este caso hay un detalle, en principio, sorprendente y sobrecogedor. Lo es por lo trágico.

En un periodo de tiempo relativamente corto, también fallecieron 81 personas, de las 220 que habían participado en la película “El conquistador de Mongolia (The Conqueror)”, protagonizada por John Wayne y rodada 25 años antes.

Convendrán que son demasiadas, para ser sólo azar.

¿Leyenda negra? ¿Maldición cinematográfica? Precaución. Como solía decir el actor: “Habla bajo, habla despacio y no hables mucho”. Pues eso.

De rodaje en Utah
El rodaje de la película, que duró tres meses, comenzó en junio de 1954.

Aunque estaba presupuestado que se rodara en los lugares históricos reales, debido a la entonces existente Guerra Fría, fue del todo imposible viajar a Mongolia. Así que se optó por filmar en UTAH.

Era la opción natural.

El desierto de Escalante y el Snow Canyon eran muy parecidos al terreno y la vegetación de Mongolia.

Hasta los indios “chivwit” del desierto, se parecían al tipo étnico de los habitantes nativos.

De hecho fueron contratados para que interpretaran a las hordas mongólicas.

Una vez finalizado el rodaje, en octubre, unos operarios debieron volver al desierto. Excavaron y transportaron a los estudios de Hollywood, unas sesenta (60) toneladas de arena.

La causa. Se tenían que rodar nuevas secuencias de exteriores, y no había presupuesto para volver al desierto. Así que se optó por rodar en estudios.

Con la iluminación adecuada y el empleo de potentes ventiladores industriales -capaces de levantar decenas de metros cúbicos de arena del suelo-, se podían rodar escenas como si fueran exteriores reales. Algo normal en el Séptimo Arte.


Lo que ya no era tan normal, es el resplandor rojizo con el que la arena brillaba en la oscuridad de la noche. Caución.

Un fenómeno curioso al que nadie prestó atención, ni dio importancia alguna. Un grave error, como el tiempo se encargó de demostrar.

Comienza la pesadilla
“The Conqueror” fue estrenada en 1956 y resultó ser un fracaso de público y cineastas. La recaudación en taquilla fue miserable y la crítica aplastante.

Un negocio ruinoso, por tanto, para su productor. Un desastre en su conjunto, vamos. Y, además, esto no fue lo peor. Lo más terrible estaba por llegar.

De las 220 personas que estuvieron en el desierto o pisaron los estudios cinematográficos, decorados con su arena, 91 contrajeron cáncer en los siguientes 30 años. De ellos, 46 murieron antes de 1980.

Según la revista People, 150 de las 220 personas habían desarrollado cáncer para 1984 ¿Cómo se podía explicar este horror?


Dejando de lado cualquier estulticia crédula -ligada al fraudulento mundo de lo esotérico y paranormal, más propia de beocios panfletarios como Cuarto Milenio-, algunos investigadores atribuyeron esta mortal epidemia al habitual consumo de tabaco de la época. (Continuará)

4 comentarios :

Andrés Pineda dijo...

cuando la continuará deberia seguir de un dia para otro

English sir dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos Roque Sánchez dijo...

No anda descaminado David, pero por desgracia fue algo más.

Gracias por su comentario.

Un saludo.

Carlos Roque Sánchez

Carlos Roque Sánchez dijo...

Gracias Andrés por el comentario.

Tomo nota.

Un saludo.

Carlos Roque Sánchez