sábado, 15 de noviembre de 2008

Un CSI para Beethoven: La sordera del maestro (y II)

(Continuación) Donde sí se podría encontrar un cierto consenso es a la hora de afirmar, que se trata del comienzo de una sordera en un hombre joven. Sin previa inflamación del oído. Sin problemas de audición heredados en la familia, y con una progresiva pérdida de audición, más allá de los distintos tratamientos a los que se sometió. Pero hasta aquí el consenso. Otra cosa es saber cuál fue su origen. Un caso para CSI: Miami

¿Cuál fue entonces su origen?
Con relación a la causa de tal sordera, existen discrepancias. Se apuntan desde las enormes dimensiones de su sistema auditivo (cartílago y aurícula); hasta una posible otoesclerosis del oído interno, que afectaría a centros cerebrales pasando por unos problemas de origen nervioso. O una combinación de todas, que todo puede ser.

Lo que sí parece descartado es que estas deficiencias tuvieran su origen en una enfermedad muy propia de la época, la sífilis. No hay ni la menor prueba documental de que Beethoven la padeciera, en ninguna etapa de su vida. Es más, todos los análisis que se han realizado sobre su cabello, demuestran que no tomó ninguno de los productos químicos que se solían recetar, para esa enfermedad, por aquellos tiempos.

Tampoco hay constancia de que la sordera le proviniera, como un efecto secundario, de un envenenamiento con plomo que, está demostrado, Beethoven sí sufrió. Por lo que sabemos, es muy infrecuente que este tipo de intoxicación sea la causa de una sordera. No. No existe ninguna prueba de que el envenenamiento plúmbico, fuera la causa de la sordera de Beethoven.

Por ahora, y a ciencia cierta, no se puede decir más. Ni otra cosa distinta. Aunque las investigaciones continúan con nuevos análisis. No todos los CSI acaban resolviéndose. Ni siquiera Horatio Caine, el televisivo “H” de CSI: Miami ¡Con lo que es Horatio!

¿Cómo componer música estando sordo?
Sabemos que el talento musical de Beethoven nunca disminuyó, si bien el problema auditivo, sí influyó en su estado emocional. Indudablemente la sordera le mantuvo aislado, disminuyó su autoestima y le hizo beber más. Pero su extraordinaria genialidad y productividad musical no se redujeron ni un ápice. Por el contrario, en períodos críticos o cuando su sordera era ya total, aquellas se vieron incluso aumentadas.

Algo sólo explicable dada su gran personalidad, profunda formación musical, enorme memoria auditiva y, claro, su superior genialidad artística. Es lo que le llevó a ser uno de los más grandes compositores de todos los tiempos.

Cabría preguntarse cómo hubiera sido su obra con una vida diferente, libre de enfermedades y padecimientos. Pero la respuesta nunca la sabremos. Con seguridad. Ni siquiera pidiendo ayuda a CSI: Miami. (Continuará)






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