jueves, 29 de mayo de 2008

El número de la Bestia (I)


“¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia, porque es la cifra de un hombre.
Su cifra es 666”
Apocalipsis 13:18.

No puede estar más claro. Ni menciona al Anticristo, ni se trata de una fecha de nacimiento, ni habla del fin del mundo.

Sólo relaciona el número 666 con la Bestia, uno de los monstruos que sirven al Dragón. Y que describe con siete cabezas, diez cuernos, cuerpo de pantera, patas de oso, fauces de león, grandes ojos con vista de águila y con testículos para golpear (menudo testicular).


Dice también que la inspira el Diablo y que su fin es luchar contra Dios y la Iglesia. Eso es todo. Nada más. Lo demás es mercantilismo, magufería, incultura y credulidad.

¿Entonces, por qué?
Quizás porque, por aquello de la finalidad, algunos exegetas fundamentalistas, asociaron el 666 con el Anticristo o anticristos. Es decir, con todo lo que vaya contra Jesús, sus seguidores y sus enseñanzas.

Sean personas, Satanás, ideologías, Belcebú, sistemas políticos, Lucifer, sistemas económicos; etc. Cualquiera les vale a estos ilectos.

En puridad, entendida en su contexto histórico, la cita bíblica es un ataque feroz, en lenguaje cifrado, al Imperio romano, que persiguió brutalmente a los cristianos. Ésa es la auténtica Bestia apocalíptica.

¿Y la cifra? ¿De dónde sale? Todo hace pensar que dado que en la numerología apocalíptica, el 7 significa la perfección, el 6 la imperfección y el 3 el énfasis, el 666 represente la insistencia en la imperfección.

El mal absoluto, vamos. De ahí que se le adjudique a la Bestia.

Pero, ¿quién es la Bestia?
Los hebreos cultivaban una variante de la numerología, conocida como gematría.

Una credulidad según la cual, a cada letra de una palabra corresponde una cifra y la suma de todas las cifras es el número de la palabra.

Con esta idea de que una cifra vale por un nombre, y aplicando cierto código, tras el 666 estaría el emperador romano Domiciano, un Nerón reencarnado que persiguió con crueldad a los cristianos.

Quizás la primera persona que representó a la Bestia. Pero no la única.

Los cristianos encontraron el 666 en los nombres de Mahoma, Buda y otros líderes de religiones rivales. Claro que éstas hicieron lo propio.

Durante la reforma, los luteranos encontraron el 666 en el nombre de todos los papas. Por supuesto que a los cristianos, les faltó tiempo para hallarlo también en los nombres de Lutero, Calvino y otros reformistas. Donde las dan.

Tirando del latín
En tiempos más recientes, la secta de los Adventistas del Séptimo Día encontró la forma de demostrar que cualquier Papa era el anticristo.

Para ello se referían a él como el “representante del Hijo de Dios”, en latín vicarius filii dei.

Le aplicaban el valor de los números romanos (I=1, V=5, X=10, L=50, C=100, D=500, M=1000) y considerando la U como una V:

112 + 53 + 501 = 666

Perfecto. El número de la Bestia.

No se acababan de felicitar por el bestial hallazgo cuando, con estupor, descubrieron que el nombre de su profetisa Hellen Gould White, si tomaban la W como dos V, también, sumaba 666. Mal asunto.

Desde hace bastante tiempo, los fundamentalistas de todas la religiones han dejado de darse caña con los números, sabedores de que terminan por convertírseles en lanzas. Lo que no significa que se acabara el asunto. Que va. (Continuará)

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