domingo, 30 de diciembre de 2007

Interés por la Ciencia

No hay nada más terrible que ver la ignorancia en acción.
J. W. Goethe, filósofo alemán (1749-1832)
Creo que poca gente ignora hoy en día, el importante papel que la ciencia juega en nuestras vidas. Es más que probable que en este mundo actual no haya nadie que, de una u otra forma, no se encuentre afectado bien por la ciencia, bien por la tecnología o, bien, por ambas.
Por la ciencia, por ser ésta un cuerpo de conocimientos que genera y organiza un saber cierto, el más cierto de los saberes humanos por ahora.
Por la tecnología, porque es aplicación práctica de aquel saber. Y por ambas, ciencia y tecnología, porque penetran de forma inevitable e ineludible en nuestro quehacer diario.

Y esta opinión que les confío, mitad razonada mitad intuida, tiene una cierta confirmación empírica en las encuestas que diferentes instituciones realizan de forma periódica. Me refiero en concreto a las relacionadas con la actitud de la sociedad frente al conocimiento científico-tecnológico. El último estudio del CES así nos lo revela.
Digo una cierta confirmación pues, por un lado, resulta preocupante que más de las tres cuartas partes de los encuestados consideren que: “... la ciencia y la tecnología hacen que la vida cambie con demasiada rapidez”No sé, pero me suena a ese ancestral recelo del hombre hacia lo nuevo y desconocido. Y eso que estamos en el umbral del siglo XXI.
Aunque por otro lado, es más que esperanzador el hecho de que, la inmensa mayoría de la población se considere: “... suficiente, incluso excesivamente, informada de política y deporte ...”Y que, sin embargo, sean muy pocos los que opinen: “ ... recibir la suficiente información científica”.

Sin duda una amplia mayoría muestra su interés en informarse más sobre temas científicos, en especial los relativos a los avances médicos y la salud (80%), el medio ambiente (78%) y los descubrimientos científicos en general (63%).

Lo que hace abrigar esperanzas. No olvidemos que la ciencia es el gran antídoto contra la pócima del entusiasmo y el veneno de la superstición. Claro que la cuestión es cómo hacer accesibles esos conocimientos al gran público, con un mínimo de rigor y un máximo de amenidad. Sin embargo:
- ¿Cuál es el nivel científico-cultural de los españoles?

- ¿Es parejo a su elevado interés?




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